Curioseando #1 ¿Realmente Isabel la Católica abolió la esclavitud?
Un pequeño acercamiento y un breve recorrido por el pasado esclavista de las Españas.
¡Bienvenidas y bienvenidos a Letras y Pantallas! Mi nombre es Alex Ros —diseñadora narrativa y escritora que navega por libros y mundos digitales— y con esta nueva publicación, ¡estrenamos sección de la newsletter!
Como habrás podido observar, me gusta mucho navegar por la historia, la nuestra y la de otros países. Por eso he querido empezar una nueva sección en la que dar pequeñas pinceladas sobre hechos históricos, personalidades relevantes o curiosidades que siempre me había preguntado. ¡Espero que te guste! Empezamos.
Si te pidiese que nombrases un país que relaciones con la esclavitud, probablemente, el primero que se te venga a la cabeza sean los Estados Unidos. Por suerte, se ha podido conocer y denunciar los abusos hacia los esclavos negros en ese gran país de la libertad y las oportunidades.
Podrías, incluso, nombrarme más de una película relacionada con la esclavitud en Estados Unidos. Doce años de esclavitud. Django desencadenado. El color púrpura. Matar a un ruiseñor. Lo que el viento se llevó. Y muchas más.
La gran mayoría somos conscientes, en mayor o menor medida, de esta espantosa e inhumana práctica que asoló Estados Unidos durante cuatro largos siglos.
Pero.
¿Y qué pasaba con el resto de países?
Sabemos, según unas aproximaciones de lo más ingenuas, que el tráfico atlántico de esclavos arrancó de su hogar a entre 10 y 15 millones de personas que fueron trasladadas —a la fuerza y completamente hacinados— en barcos desde África hasta el Nuevo Mundo. Mano de obra esclava con las que levantar los nuevos asentamientos y servir a los señores europeos.
El primer país que comenzó con la trata de africanos fue, nada más y nada menos, que nuestro país vecino. Portugal dio pistoletazo de salida al mercado de esclavos en Europa. El príncipe Enrique, conocido como 'el Navegante', comenzó las expediciones portuguesas por la costa occidental de África, que convertirían a un país bastante irrelevante hasta ese momento dentro de la esfera europea, en la primera potencia esclavista durante casi dos siglos —hasta que los británicos dijeron “sujétame la cerveza, que me toca a mí”—.
Así, a mediados del siglo XV los portugueses comenzaron a traer esclavos al continente europeo. Concretamente el primer barco con 235 esclavos a bordo atraca en Portugal en 1444.
Pero entonces Cristóbal Colón encontró —o perdió— el Norte y el 12 de octubre de 1492 desembarcó en la isla de Guanahani —hoy parte de Bahamas y rebautizada como San Salvador—. En este primer viaje también pondría pie en Cuba y República Dominicana —o como la llamaron los colonos, La Española—.
Unos pocos años bastaron para que Isabel y Fernando se dieran cuenta de que los habitantes de estas islas, los taínos —sí, como la canción de Calle 13— estaban mermando en número, ya que las enfermedades europeas —para las que no tenían defensas— los estaban matando. Y así empezó uno de los negocios más lucrativos de los siglos venideros.
Pero, ¿no nos habían contado que sus católicas majestades no estaban en contra de la esclavitud?
La firma del tratado de Alcaçovas en septiembre de 1474, además de sellar la paz con nuestros vecinos portugueses, autorizaba la venta de esclavos en España. La firma del tratado de Tordesillas en junio de 1494 traza la línea divisoria entre España y Portugal para las exploraciones de nuevas tierra.
Son, precisamente, estos límites los que impedirán el comercio directo de esclavos desde las costas de África. Harían escala, por tanto, en las —también recientemente conquistadas— Islas Canarias y en Sevilla que se convirtió en el principal puerto esclavista de Europa del momento.
La población de la Española estaba mermando a una velocidad pasmosa y el oro de las minas no iba a extraerse solo. Así es como el rey Fernando el Católico autorizó el 22 de enero de 1510, en Valladolid, el transporte de cincuenta esclavos negros para que “trabajaran” en las minas de la Española. Tan solo un mes después, Fernando pidió a la Casa de la Contratación que enviara a otros doscientos esclavos más.
Por cierto, para el año 1600 la población precolombina prácticamente había desparecido en las islas del Caribe.
Pero hay un hecho que se ha tergiversado profundamente. Y es la supuesta abolición por parte de Isabel I de Castilla de la esclavitud. No, Isabel la Católica no abolió la esclavitud1. Para eso tenemos que esperar al año 1815 en el que varias potencias europeas firman una declaración para abolir la trata de personas negras.
Lo único que establecieron Isabel y Fernando mediante las Leyes de Burgos de 1512 es que los indígenas que habían sido cristianizados —a la fuerza— y que formaban parte, por tanto, de la Corona de Castilla y de Aragón, no podían ser esclavizados. Los Reyes Católicos permitieron la esclavitud de los africanos y de los indígenas rebeldes o cautivos de guerra —es decir, los que se negaron a ser bautizados y conquistados—.
Prueba de ello son los dos millones de esclavos africanos2 que fueron llevados a la fuerza a los territorios españoles en América entre los años 1520 y 1867.
Una historia de mucho antes
Por supuesto, la esclavitud no existió solo durante el período del “Imperio Español” ya que la Corona de Aragón practicaba la esclavitud en sus territorios —entre los que Mallorca era un puerto relevante para dicha actividad—. Tras la Guerra de Granada, que ponía fin a la conquista de los territorios musulmanes por parte de los Reyes Católicos, abundaban los mudéjares y moriscos esclavizados como consecuencia de la guerra.
La esclavitud también fue una práctica común durante los siglos de ocupación musulmana en Al-Andalus, tanto de cristianos de los territorios peninsulares como de esclavos llegados de Sudán y otros puntos de África. Esclavos que, en el caso de los hombres, llegaron a ostentar cargos en la administración y el ejército.
El siglo XIX fue el siglo que vio morir, por suerte, la esclavitud que se fue aboliendo de manera progresiva en los países de Occidente. Dinamarca fue la potencia europea pionera en abolir esta horrorosa práctica en 1792. Reino Unido decretó su abolición en 1807, Viena lo hizo en 1815, Francia en 1858 —tras un intento previo fallido—, los Estados Unidos abolieron la esclavitud mediante la Decimotercera Enmienda de su Constitución en 1865 y Brasil hizo lo propio en dos fases, primero en 1852 y de manera total en 1888.
¿Por qué España fue el último país en prohibir la esclavitud?
Pues lo anunciaba al principio —y ya lo cantaba ABBA—: money, money, money 💰.
Muchos empresarios se lucraron con este negocio que había hecho posible la industrialización de España. Además, ilustres personalidades de la aristocracia cobraban comisiones del tráfico negrero, es decir, cobraban por cada esclavo que entraba en los territorios de ultramar —por aquel entonces Cuba, Puerto Rico y Filipinas—. Pero no solo los nobles o los aristócratas, la Casa Real también participó. En la primera mitad del XIX, María Cristina de Borbón Dos-Sicilias y su marido Fernando Muñoz, amasaron una enorme fortuna con la venta de personas en Cuba.
En 1837 se prohibió la esclavitud en la metrópoli, pero tendríamos que esperar unos cuantos años para se prohibiera en el resto de territorios. Concretamente, hasta 1873 en el caso de Puerto Rico y hasta 1886 en Cuba. Gracias, entre otros factores, a la presión ejercida por la Sociedad Abolicionista Española —fundada en 1865 por el puertorriqueño Julio Vizcarrondo.
La intención de este post no es sacar a la palestra únicamente nuestro pasado. Al contrario. Es ser plenamente consciente de ello. España no fue el único país que formó parte de este capítulo tan turbio de la historia, pero sí parece que ciertos medios y algunos historiadores han tratado de lavar la imagen de los Reyes Católicos y de crear un relato edulcorado del pasado conquistador y esclavista de España.
Aceptar el pasado con una mirada crítica es lo que permite a una sociedad avanzar y no caer en los mismos errores.
Espero que te haya gustado esta nueva sección de #Curioseando. Puedes encontrar otras publicaciones que puedan ser de tu interés aquí.
¡Hasta la próxima!
Mientras tanto, puedes leerme en mis notes
Lectura recomendada: La vida cotidiana de los esclavos en la Castilla del Renacimiento de Raúl González Arévalo.
Borucki, Alex. Atlantic History and the Slave Trade to Spanish America. The American Historical Review. Volume 120. 2015.
¡Guau, Alex! Gran publicación. Qué gran trabajo, ¡enhorabuena! :)
Pues supongo que habrá importantes investigaciones... De todas formas, lo que hizo Isabel con los judíos significa que no tenía mucha empatía. Parecía un Donald Trump del medioevo.